¡Pues es lo que faltaba!

viernes, diciembre 30, 2005

Finales míticas

Estas instantáneas corresponden a la final mítica que el Athletic Club G.I.Joe jugó contra el CSKA Cupra a principios de los noventa. El resultado fue de GIJoe 1 - 0 Cupra y el gol se logró de penalti. La jugada que se castigó con la pena máxima está inmortalizada en la segunda instantánea. La primera foto muestra la formación del equipo GIJoe en el Svannen Arena.



Aquellos inolvidables años


Bueno, acabo de terminar la fase 1 de mi proyecto de terrorismo sentimental, que ha consistido en escanear unas doscientas fotos. La fase 2 será el cd. Algunos ya podeis ir temblando, con razón, porque... JAJAJAJAJAJA. Hay algunas que no tienen desperdicio. Para muestra, un botón, pero suave, que este es un sitio decente...

jueves, diciembre 29, 2005

Año Zerro

La vida transcurría de forma pacífica en la aldea de Turmantas, en la estepa Lituana. Los campesinos vivían de lo que la tierra les daba y de sus animales, rebaños de renos sobre todo. Lo cierto es que la vida era apacible, salvo durante las infrecuentes tormentas de hielo, que cuando se cargaban de agua en el mar y cruzaban las laderas de cristal, escupían carambanos afilados como cuchillos. Durante esas tormentas era mejor que uno estuviera a buen recaudo, de lo contrario, bien podía acabar mal.

Fue una mañana de invierno, cuando Petrof, el hijo de Yuri, un campesino que vivía en una hacienda a unos cuarenta kilómetros al este de la aldea apareció ensangrentado y sin apenas fuerzas. Tras caminar toda esa distancia herido y en plena noche invernal, cuando llegó a la plaza se derrumbó y quienes se encontraban allí acudieron a socorrerle. Poco pudieron hacer por él, que sin embargo, antes de sucumbir, en sus últimos estertores, consiguió decir una única palabra: "gorrinos". Tan sólo los más ancianos entendieron lo que el jovenzuelo, ya muerto, había dicho, y el más anciano de todos, el sabio Rudas, puso cara de estar pensando "es lo que me temía, la historia que contaba mi abuelo era cierta, han vuelto, y yo aún estoy vivo, que mala suerte".

Inmediatamente, todos los varones de la aldea se reunieron en una asamblea en la que el anciano contó una historia que hubiera provocado la risa si no acabaran de ver los mordiscos que el pobre Petrof tenía. Rudas, contó como una temible raza de Cerdos salvajes de la estepa, seres inteligentes, impíos, crueles y despiadados, había acechado aquellas tierras durante años, hasta que hacía más de un siglo, el heroico Itchkin el Valiente los derrotó en el lodazal de Paritosky, tras matar al su lider Oinkgénidas el Destructor, expulsándolos a las gélidas llanuras del Drakartvarado. Pero antes de huir, los cerdos juraron venganza para su lider, cuyo cadáver llevaron a lomos, quien sabe para practicar qué oscuro rito.

Era más que evidente que la pobre granja de Yuri había sido atacada por un nuevo ejército de puercos salvajes, que ahora estarían descansando para atacar cuanto antes la aldea. Era pues urgente establecer las defensas. Rudas nombró a los dos hombres más fuertes, Lucius y Mijail, generales, y les encargó preparar una táctica para defender el pueblo.

- Pero, señor Rudas, ¿cuándo atacarán la aldea? No sabemos nada de ellos.
- Cuándo atacarán la aldea un misterio es, mi amigo.
- ¿Por qué hablais tan raro, señor?
- La granja está a cuarenta kilómetros - dijo Mijail - Al final de la trade partirán, y para bien entrada la noche, ya estarán aquí. Atacarán al amanecer.
- Equivocado estás, mi joven Mijail.
- ¿Por qué, mi señor Rudas?
- Porque eso lo que ellos esperan que pensemos es, y porque lo que un hombre haría es. Pero hombres no son, cerdos sino. Y haremos lo que no esperan que esperemos que hagamos, sino lo que esperamos que esperan que ellos hagan.
- ¿Cómo?
- Tú házlo y calla.
- Pero ¿el qué?
- Atacarán de noche, so memo.

Todo ser humano capaz de sostener un arma en sus manos fue llamado a filas y colaboró a levantar una empalizada y un muro de piedras. Las armas eran escasas, viejos fusiles, espadas oxidadas, horcas, hoces y martillos para apenas doscientos soldados, contando niños y ancianos. Envueltos ya por la oscuridad de la noche, y bajo una intensa lluvia, esperaban en las trincheras cubiertos de barro, cuando llegaron los informadores de la avanzadilla que Lucius había envíado, trayendo noticias sobre el enemigo.

"Ya están aquí, a tres kilómetros. Son muchos, más de quinientos, por lo menos, son fuertes, y están bien provistos de colmillos y premolares. Nos infiltramos entre ellos, y no nos reconocieron, gracias a ello sabemos que tienen un líder, pero no hemos podido oir bien su nombre, porque no nos quisimos acercar a él demasiado, temimos que se dieran cuenta de que no éramos cerdos."

A las dos de la madrugada, el ejército puerco llegó a las afueras del pueblo, y establecieron contacto con las defensas de la aldea. Lanzaron una primera oleada, sin esperar a descansar, pero encontraron una feroz resistencia que les hizo retroceder contando un gran número de bajas. Se reunieron en torno a su líder, Currín el Vengador, quién aleccionó a sus lechones de infantería. La tensión y la histeria hacían mella entre los aldeanos cuando una segunda carga, a las cuatro de la mañana, los sorprendió, esta vez mucho más furiosa y certera. Cochinos y hombres combatieron durante mucho tiempo, hasta que las primeras luces de la mañana iluminaron el campo de batalla. Lucius había caído en combate, y Rudas había sucumbido bajo las patas de la caballería gorrina. Tan sólo quedaba Mijail al mando cuando un porkikaze lanzado en catapulta lo aplastó. En ese momento de crísis, cuando los combatientes aldeanos estaban a punto de plegar en retirada, un chiquillo de doce años, el joven Tradas, que luchaba junto a su padre, y que había visto morir a Toto y a Ryan, dos de sus cuatro hermanos esa misma noche, dió un paso adelante, quitándose de en medio a dos cerdos de un puntapié y gritó con toda su fuerza "hold the liiiiiiiiiiineeeeeeee!!!!!!!". Inmediatamente, quienes se hallaban junto a él, recobraron el ánimo y siguieron golpeando con todas sus fuerzas.

Fue entonces cuando nació la leyenda. Tradas, asumió la responsabilidad de salvar a su pueblo, y se abrió paso con su espada de madera, pero sobre todo, a patadas, entre las líneas enemigas, hasta llegar a su general. Se plantó ante él, y sabiendo que era el destino quién debía decidir, Currín ordenó a sus oficiales que prosiguieran la lucha. "Este es mi destino, debo batirme con él, o los Cerdos nunca recuperaremos nuestra humana dignidad". El combate fue corto, Tradas sólo necesitó una patada en el corazón para que Currín cayese con estrépito.

Ante la muerte de su lider, los gorrinos empequeñecieron y comenzaron a ser aniquilados por los aldeanos. Algunos de ellos, huyeron en desbandada, pero fueron perseguidos hasta los confines de la estepa, y se dio muerte a todos y cada uno de ellos, por orden de Tradas el Matapuercos.

Así, Tradas, se convirtió en caudillo de su pueblo, y en héroe en su país, y lo ascendieron a general del ejército al día siguiente, cuando llegaron los refuerzos del gobierno.

jueves, diciembre 22, 2005

Termobucle (Hot-heroes series)

Se ha comentado últimamente que el número de Termobucle del mes pasado pasará a la historia del propio personaje por tres razones.

La primera de ellas, obviamente, porque al fin se desveló el secreto de la apariencia física del doctor Malvadus, para poner fin al primer arco argumental de la colección. En realidad, como muchos ya saben, en realidad no se desveló su apariencia física sino su atuendo, pues en ningún momento llegamos a ver ni siquiera la cara del enemigo de Termobucle. Lo cierto es que en este aspecto no nos han sorprendido, todos sabíamos que la capa morada con capucha es como Malvadus debía vestir.

La segunda, es algo más sutil, comprobamos que efectivamente Fricción e Ignifugo son dos secuaces cuya principal función es confundir al enemigo, ya que, obviamente, Termobucle pasa olímpicamente de ellos, e incluso en alguna ocasión, nos pareció comprobar que intentaba librarse de ellos.

Y la última razón, la más grandiosa de todas, los geniales diálogos perpetrados por los protagonistas. Por supuesto, no tenemos intención de revelar aquí todos los secretos del cómic, pero daremos algún ejemplo de lo dicho:

Entre los momentos cumbre, destacamos en el que Termobucle derriba una puerta blindada con medio metro de acero de un cabezazo, y erguido y a contraluz se presenta ante von Tanketa.
-Una vez más llegas tarde, no salvaste a tu tía, y no salvarás al profesor Grübers. Muahahaha.
-Yo no tengo tías, ese era Peter Parker, no yo.
Impass de viñetas sin bocadillo con von Tanqueta y Termobucle tomando posición.
-Escucha, eres malo y desagradable, pero te dejaré con vida si te entregas ahora y liberas al profesor.
-¿Por qué crees que haría tal cosa? Tengo un megacañón apuntandote, obviamente llevo las de ganar.
-Ningún villano inteligente diría jamás algo semejante... siento que no hayas leído más. Ahora, te voy a tener que trompar.
Y comienza la lucha...
Otro de los grandes momentos, como no, se producen cuando Evil J. Santos y su maestro, el doctor Malvadus se ven en Doomville, la guarida del doctor. Transcribimos de la versión inglesa, que es más cool:

- Come with me, my pupil, you are the chosen one. I will let you kill Termobucle.
- I'm afraid, master. He is powerful.
- No! No, never, never show your fear. I teached you what you need. You must rely on your evil skills. He's just a puppet on your hands.
- But, what if he harms me? I'm still young, it could affect me psychologically.
- I'm getting angry. Don't forget your arms. You have it. Use it.
- What, master? What should I use?
- The Mouse.
- Oh, master, I'm so sorry, me... I don't know why, but...
- What's with it?
- I smoked the mouse, master.
- Oh, silly bastard!! You must die, in the name of the Evil and the Bad Things!!!! Now, now he has the chance to destroy us!!!!

Momento de rayos electrocutando a Evil J. Santos. Termobucle destruye la pared y aparece en escena.

- This... is just the beggining...

Y Malvadus se desvanece en las sombras...

miércoles, diciembre 21, 2005

Nueva serie mensual

Según se nos ha informado esta última semana, desde el mes próximo se va a publicar una nueva serie bajo el nombre de Tomorrow's Tories. Aunque se ha filtrado muy poca información, podemos adelantar que su trama tendrá un cariz político, en el que sus protagonistas residirán en una oscura y aislada fortaleza-academia que el Partido Conservador británico posee en las Hébridas. La historia girará en torno a un personaje, que se forjará a sangre y fuego junto a sus compañeros, para convertirse en el líder que llevará a Gran Bretaña a ser la nación más fuerte del planeta. Carismáticos profesores como Lady Margaret o el director Lord John impartirán una férrea disciplina que hará que los chicos deseen no haber elegido esa profesión, y ese partido... si quieres saber más, el próximo mes estará en tu kiosco...

domingo, diciembre 18, 2005

Universo Svannen y el futuro de los comics

Lo cierto es que no ha pasado desapercibido. Los últimos meses han sido convulsos en el mundo de las editoriales y de los comics en particular, casi nadie se esperaba una irrupción tan violenta y tan triunfal de un elemento externo que pusiese en jaque las bases mismas de la cultura popular. Hablamos, por supuesto, del Universo Svannen, que ha desplazado a los habituales personajes a un insospechado ostracismo gracias a la mezcla de frescura, epicidad y gracia de los seres que lo pueblan. pero lo más sorprendente es que nadie, o casi nadie pudo prever esta circunstancia. Si bien es cierto que el filósofo Otón Braunwald declaró recientemente que "los universos ni se crean ni se destruyen, siempre han estado ahí, desde el inicio de los tiempos, para darnos cabida, sólo tenemos que acudir a ellos, tomarlos, y trascender", los poderes del mundo se muestran sorprendidos y extrañados.

Así, Eddie Marvel, jefe de Marvel Comics y dueño de una panadería en Des Moines, Iowa, decía recientemente "esque así no se puede, toda la vida dándole al rodillo, amasando y trabajando en el horno hasta las tantas de la madrugada para encontrarte luego una fanquicia de una cadena que lo hace todo de forma industrial y sin mimo, con el único atractivo de una muchachita atractiva sonriente sirviéndote" a lo que posteriormente añadió "perdón, pensé que se trataba de la entrevista para el Bollos & Panecillos Gazzette". DC Wilkinson (léase disi uilkinson), propietario de DC cómics y todos sus subsellos, fue más tajante al respecto: "esto es una mierda, no debería ser legal que unos nos pasemos años y años haciendo que un tipo vestido con un pijama deje de resultar ridículo, para que ahora vengan otros a aprovecharse de nuestro trabajo. Si esque además, lo hacen todo mal, los malos no son lo peor, los buenos son feos y además, ni siquiera ganan los americanos". Más tarde, algo más sereno ya, comentó off the record que "en realidad, me jode porque vendemos menos y ganamos menos dinero, pero lo de que son feos lo mantengo".

El fenómeno, que comenzó siendo una afloración de subcultura marginal, se extiende ya por todas los intrincados estratos de la cultura y la subcultura, llenando de ideas la televisión, el cine, los libros y los cómics. Algunos miembros de la SGAE ya se empiezan a temer lo peor, así Ramoncín declaraba "a mi mientras no me pirateen mi canción me da todo igual. Como vea algún mantero vendiendo un disco mio ilegal, me lo como. Pero aun no he visto ninguno".

Pero ¿cuales son sus puntas de lanza? Por supuesto, todos conocen ya a Termobucle, un fornido negro que viste una camiseta interior rosa con unas bermudas beige con bolsillitos y mocasines, cuya única arma son sus puños, y que utiliza la pólvora de las dos cintas de cartuchos que lleva al pecho para mascar. Sus famosas frases, "soy Termobucle, y te voy a trompar" y "déjemelo a mi, comodoro" se han hecho tan populares como sus compañeros Fricción e Ignífugo, bajo las órdenes, no siempre atendidas, del General Alexander Dasnakoff. Su archienemigo, el Doctor Malvadus, y sus secuades, Evil J. Santos y el barón Von Tanqueta aparecen en los distintos formatos de la saga, compuesta por tres películas, Calor infernal I y II y Ardiendo por los cuatro costados (The burning man), siete novelas (la saga de Ciudad en ascuas, y las novelas independientes Fahrenheit 8451 y Misión Mercurio) así como la serie de comics regular Termobucle y los especiales Quémate forastero y Kill the fireman.

Sin embarogo, son muchos otros los personajes que pueblan este universo, desde ACOCman, un héroe solitario perteneciente a la Orden de Fly, venido del planeta Precooler, que lucha por vencer al bien al mal y a la neutralidad, para instaurar un nuevo orden basado en las enseñanzas de los Lekhos, que perviven en los Mitos de Schoolu, una de las bases mitológicas más profundas del Universo Svannen. Dichos mitos, se remontan a tiempos inmemoriales, y se cuentan en una fabulosa serie de televisión llamada Los Mitos de Schoolu que se emite en prime time en casi todos los paises que importan.

Otro de los fenómenos sorprendentes es el protagonismo de algunos malvados, que son dueños de sus propias identidades, sin estar contrapuestos a un gran héroe. Así, el carismático Pollof posee su propia serie de comics Commuworld, una visión del mundo en el qué los comunistas conquistaron el poder en la Alemania de los años veinte y acabaron conquistando el mundo, para ser traicionados por Pollof posteriormente. Este malvado, mitad hombre mitad pollo, gobierna y somente a medio mundo y divierte a millones de personas con sus historias. Otro claro ejemplo de malvado protagonista es Lord Porkemort, un tirano que pasó de héroe en su Lituania natal, donde vencía a los temibles cerdos de la estepa a patadas, a villano, cuando fue de alumno de intercambio Erasmus a la Europa occidental, donde sus costumbres fueron tildadas de execrables, lo que lo volvió loco.

Una de las últimas aporatciones del Universo Svannen, es la fabulosa serie Star Trek Perrophenia, una genial serie protagonizada por perros en la que Spoky, Scotty y compañía viajan comandados por el capitán Kirky por todo el universo a bordo de la Boneprise. Ya se está hablando de realizar un largometraje, cuyo titulo podría ser La amenaza gatuna.

No obstante, el Universo crece día a día, y seguiremos informando de las nuevas apariciones estelares que se vayan produciendo, aunque, dadas las circunstancias, lo más probable es que los conozcais ya antes de que nos de tiempo a reseñarlo.

Imagen primitiva del malvado Pollof

martes, diciembre 13, 2005

Horror bajo la tarima

La hora era lo de menos, porque todas las horas son la misma cuando uno lleva tantas horas ante un libro de texto copiado. Llegado ese punto, el calor y el aburrimiento forman un engrudo abstracto que tupe los sentidos de todos los que moran en un lugar de estudio. Esto es algo que no todos conocen, tan sólo quienes se entregan al placer masoquista de la degustación cognoscitiva, y que quienes acuden a esos centros de exterminio de la cordura para satisfacer los deseos que sus hormonas sexuales provocan jamás conoceran.

Al principio no se percató nadie, era únicamente un ligero ronroneo felino apenas perceptible, por lo que ni quienes rumiaban fórmulas, ni quienes adoptaban atléticas posturas para atraer la atención sobre ellos mismos como si fueran personajes secundarios en películas de terror se dieron cuenta. Poco a poco, algunos comenzaron a sentir una extraña vibración bajo sus pies, como la producida por un cocodrilo reptando por el techo de la estancia inferior, separados sólo por una fina capa de madera, pero no prestaron atención, pues la impreriosa necesidad de continuar con sus quehaceres resultaba más agobiante.

De súbito, la quietud que reinaba en el ambiente se vio interrumpida por un estruendo ensordecedor equiparable a la explosión de mil millones de toneladas de dinamita en el interior de un submarino nuclear varado en la plaza de un pueblo, acompañado de una leve brisa que despeinó a aquellos cuyos cabellos poseían la longitud y la textura que hacen posible su balanceo.

Una gran nuve de polvo se extendía por el lugar, mientras las gargantas asmáticas de los más próximos tosían con frecuencias síncronas, sonando como una sinfonía a oídos del más absurdo de los idiotas carentes de oído musical. Los más inteligentes huyeron despavoridos, los más curiosos y los que se mantenían aferrados a sus asientos sobre un charco de líquido de micción permanecieron allí hasta que el polvo desapareció, y vieron un enorme montón de escombros y maderas destruidas. En el centro, emergía poderosa la figura de un ser de aspecto simiesco, que bufaba incoherentemente y se rascaba como si billones de minúsculos puercoespines se arrastraran por su cuerpo. El ser, ataviado con ropajes chandalescos, una negra y sucia mochila y unos auriculares, aparentemente no conectados a nada, profirió un grito desgarrador y multicolor, lleno de rabia, ira y con aliento a lacasitos, que resonó en ese lugar a lo largo del tiempo, incluso con efecto retroactivo.

Cuando el ser volvió a la realidad y miró desafiante a todos cuantos le observaban, comenzó a descender veloz y torpemente la pila de escombros, y se dirigió a la salida de la estancia sin esquivar cuanto se interponía ante él, arrastrando sillas y mesas, y pasando sobre quienes en su pavor, estaban paralizados, y no acertaban a retirarse del camino de la bestia.

Alcanzando ya la salida, apartó con sus poderosos brazos los utimos objetos, animados o no, que se interponían ante él y la aparente libertad. Cuando parecía dispuesto a salir, apareció en el umbral un individuo pintoresco. No se diferenciaba mucho de él, pero en su rostro había una muesca de inviolabilidad, de no haber sido expulsado jamás de ningun lugar, de saber como tratar a seres inferiores a él en el escalafón de la chandalería. Él llevaba el chandal negro, él podía dar las órdenes. Y habló. Y dijo: "No sé quien eres, pero no me puedes echar de aquí. Así que, vete."

Acto seguido, el ser gimió, se retorció, y emprendió la huida, dando una fuerte patada al individuo de negro chándal, que se golpeó contra la pared y quedó tendido en el suelo llevándose las manos al estómago, donde había sido agredido. Cuando los pasos del ser se perdieron en la lejanía, el héroe dijo en voz baja y dolorida "Podéis marcharos todos, yo permaneceré aquí, por si volviera a pelear".

viernes, diciembre 09, 2005

Los Mitos de Schoolu

Cuentan las leyendas que existió una vez un pueblo en algún lugar del mundo, que vivió durante siglos en la opulencia y que gobernó con mano de hierro sobre todas las razas de animales, vegetales y cosas, incluidos los caniches y las marmotas del Canadá (que en aquella época no se llamaba así). Nadie sabe a ciencia cierta qué fue de ellos, pero la realidad es que poseían una avanzada tecnología, que a juzgar por ciertos indicios pudo ser su perdición. Pero lo que muy pocos saben es su terrible secreto, la más horripilante de las realidades, el infierno del tártaro, y es que todos ellos eran ingenieros. En algunos sitios llaman a este pueblo luxanos, del latín lux, que significa luz, y anos, que es lo que viene a formar el gentilicio. Esta denominación podría traducirse como “pueblo que descubrió la linterna eléctrica de mano como sustituto del candil de queroseno”. En otros lugares se referencia a ellos como androtelepótamos, del griego andros que significa colonia, tele que significa raro, y potamos, que significa botijo, cuya traducción podría ser “aquellos hombres que traen el agua de lejos pudiendo traerla de cerca”. No obstante, las distintas denominaciones están recogidas en el texto “Etimología de una histeria colectiva” de esta misma editorial. La referencia más extendida y que aquí utilizaremos es la de lekhos, los hijos de Maxwell, o “aquellos cuyo compilador funciona mejor que el tuyo, sin que ellos mismos sepan por qué”, cuyo origen se desconoce casi del todo.

Los modernos arqueólogos, personas del todo distintas a Indiana Jones, han descubierto que se trataba de un pueblo con una arraigada mitología, que creía y temía profundamente a unos extraños dioses que moraron en el pasado entre ellos o bien aun lo hacían y ahora vivían en un mundo regido por leyes físicas llamado escuela. El más poderoso de todos los dioses era Maxwell “El rotacional de la divergencia”, que vivía en un diferencial de intensidad y de vez en cuando salía a pasear por sus campos, perpendiculares entre si, y que gobernaba todo lo que se cocía por aquellos lares. Fue designado por el creador después de que Poincaré diese forma tridimensional al mundo y de que Bergman, dios del aburrimiento, diese sentido al tiempo. Por otro lado estaba Fourier, que era “El dios del dominio atemporal”, y que en sus inmensos palacios de cáscara de huevo se entretenía haciendo extrañas DFTs mientras gobernaba el pasado, el presente y el futuro como le venía en gana. Popularizó la frase “en una única frecuencia, concentro todo el dominio del tiempo”, frase que sólo él entendía, y que hacía referencia al parecer a que conocía toda la historia, lo cual lo convertía en un excelente canguro de niños. Otro de sus crueles dioses era Stallings “El conmutador de slots”, dios del Kaos absoluto, y artífice de que los paquetes se entregasen en su destino en algún momento. Stallings estaba mal visto por el consejo de dioses, que no aprobaba que no desposara con una diosa, ya que cuando decidió crear RDSI se enamoró de Frame Relay y se casó con ella. También gozaba de cierto poder el dios Newton, que aunque poseía mundos en los que era monarca absoluto, aquí no estaba muy claro qué lugar ocupaba y qué atribuciones tenía. Eso sí, se le relacionaba con el hecho de que las cosas no estuviesen en su sitio cuando perdían su sujeción. Newton era conocido como “El que empuja detrás del mueble” y muchos pensaban, que si por él fuera, todo seguiría igual, a velocidad constante, y sin variar su trayectoria en el vacío. Otro dios era G. Andrews, hijo de Djikstra, que también era dios pero no gustó y delegó en su primogénito, “El Único que controla el sistema de archivos”. El Gran Andy, como lo llamaba Maxwell, regía sobre los sistemas operativos, y decidía cuales debían colgarse por siempre jamás. Era un dios odiado por muchos, y venerado por los más extraños, pero todos temían su ira. Kirchhoff era un dios peculiar, amante de los lazos y las mallas, que se pasaba el día viendo ballet ruso y era conocido como “El determinante de orden tres, como mucho”. Era un dios borrachín que se encargaba del régimen permanente y que en ocasiones necesitaba que Laplace, hermano pequeño de Fourier le echara una mano a escondidas. Por último estaba el dios Shannon, “El enemigo, y punto”, dios cabroncete, cuñado de Maxwell (se casó con la hermana pequeña y díscola de éste) y dios de las transmisiones de información. Debido a su maldad siempre se encargaba de corromper las informaciones sembrando el desconcierto entre dioses y humanos, quienes lo odiaban por encima de todo, y quienes hacían sacrificios y lo combatían con mayores anchos de banda y mejores relaciones señal a ruido.

Además de los dioses, existían una infinidad de dioses menores que servían a los mayores. Entre ellos se encontraban Clos “El desbloqueante” que servía a Stallings, tipejo extraño con muchos brazos que conmutaba los 2n+1 canales que le fueron atribuidos en el inicio, siempre según sus propios cálculos; Nyquist “El antialiasing” que servía a Fourier y era un poco metomentodo aunque dedicaba la mayor parte de su tiempo a tomar muestras de forma furtiva de tal forma que luego era el único capaz de dejarlo todo tal y como se lo había encontrado; Fano “El desigual” que servía a Shannon, era un señor alto y fuertote que dejó su ocupación como director de proyectos para pasarse al bando de los malos y organizar absurdas teorías que necesitaban de extrañas propiedades para tener sentido y casi siempre se salía con la suya, fuera cual fuera la suya; Proakis y Manolakis “Los discrecionadores” que servían a Fourier, eran dos tipos aburridos que consagraron su vida en intentar que todo lo que Fourier había conseguido sirviera para algo, y posteriormente en intentar que alguien a parte de los rinocerontes entendiesen la obra de su maestro, cosa que como es obvio no consiguieron; Gauss “El Simétrico” que servía a Maxwell, dejó su granja de avestruces un buen día al darse cuenta de que Maxwell era tan poderoso que todo lo que hacía era tremendamente complicado, por lo que decidió consagrar su vida a extraer casos particulares de los milagros de su jefe siguiendo la pista a las propiedades simétricas del universo de Poincaré, más o menos; Carson “El dos beta mas uno” que era funcionario de frecuencias (por lo que estrictamente dependía de Fourier), se empeño un buen día en que las modulaciones frecuenciales cupiesen allí, y cupieron; Huffman “El codificador”, guardián de los códigos unívocamente decodificables, y sirviente de Shannon, era el mensajero del Malvado, quién se encargaba de transmitir sus mensajes y de interceptar los que los demás dioses se intercambiaban para chivárselos a sus superiores; Linux, primo de Unix, “La alternativa gratuita”, que poseía comandos extraños y que era un semidiós elitista siervo de G. Andrews, y que rivalizaba con Gates “El monopolista”, que era más popular que él pero que era un colgao al que una droga llamada dll le había dejado el cerebro frito y ya sólo tenía delirios de grandeza y alardeaba con pretender conquistar el Olimpo y hacerse el Más Poderoso. Tannenbaum era un siervo de Stallings venido a menos, que en el principio de todo fue en realidad dios, pero que por ajustes de personal fue degradado cosa que jamás aceptó y por tanto se dedicó a escribir novelas científicas de escaso valor literario que tuvieron relativo éxito debido a que su nombre tenía cierto gancho comercial.

Pocas cosas más hemos sido capaces de descubrir sobre la vida de los lekhos, excepto que estaban divididos en tres grandes razas, los telemáticos, tipos pragmáticos que trabajaban incansablemente sin importarles hacerlo y que lo reducían todo a cuestiones de unos y ceros. Por otro lado estaban los de señal, tipos soñadores muy dados a hacer castillos en el aire, que construían extraños artilugios metálicos a los que se subían para intentar comunicarse con los dioses. Por último estaban los electrónicos, amantes del arte y la miniaturización, hacían posible que sus compañeros tuvieran lo que necesitaban gracias a su destreza artesana. También se cree que había algunas tribus que no pertenecían a ninguno de las grandes razas, tal vez por que no quisieron encajar en ellas o por que lo pasaron por alto sin más.

Se cuenta que sus doctores o sacerdotes guardaban toda su sabiduría ritual en un fichero de extensión desconocida que fue destruida cuando el dios exterior Becquerel irradió los floppys que los contenían. Sin embargo, hay leyendas que cuentan que antes del Gran Desastre, un reducido grupo de miembros de la raza de los telemáticos, pertenecientes a la congregación del Bit de Polling, ocultaron en alguna parte algo que ellos llamaron backup, un artilugio no digital que sobrevivió a la guerra contra los dioses exteriores capitaneados por el furibundo Tycho Brahe “El olvidado y por tanto salvado de la quema”. Dicha copia de seguridad era un libro de aspecto asqueroso y aterrador llamado El Telekonomicon. Este incunable, hecho con hojas de fibra de abedul y encuadernado con piel de palmípedo sagrado blanco con bajorrelieves de Bambi en la cubierta contiene toda la sabiduría y todos los ritos que los lekhos ofrecían a sus dioses además de un apéndice con las catorce formas para evitar que Windows se cuelgue en el escritorio al arrancar, descubiertas por sabios sacerdotes telemáticos. Pero la historia del libro es otra, que no ha de ser contada ahora, sino más adelante (en el siguiente número que comprar más adelante).

Publicado el 2 de octubre de 2004

jueves, diciembre 08, 2005

Hoy se cumplen veinticinco años del asesinato de John Lennon. No es que suela ser mitómano, ni mucho menos, pero dado que es una efeméride significativa, me gustaría recordar a uno de los grandes de la música, porque guste o no, no sería la misma sin el de Liverpool. Así pues, tomaos unos minutos y disfrutad de sus melodias...

miércoles, diciembre 07, 2005


Acabo de darme cuenta de que le falta algo de sabor a la página, no sé, como que no tiene auténtica solera ni sentimiento... qué se puede hacer... pues se me ha ocurrido esto. Sí, es lo que necesitaba.

Por un puñado de estalactitas

Granger sabía que aquel día no saldría el sol. No era una de esas sensaciones negativas que hacen a uno pensar que el pesimismo propio va a oscurecerle la vida, no, era la certeza absoluta de quien sabe que horas antes ha sustraído el sol. No, ese día no habría día. Para el resto del mundo puede parecer un sinsentido la posibilidad de sustraer un cuerpo celeste cuya temperatura ronda los millones de grados sin que nadie se de cuenta hasta pasadas algunas horas, no obstante, Granger es un tipo digamos peculiar, no se pliega necesariamente a las leyes de la física. Los primeros en percatarse de la anomalía fueron unos pescadores melanesios, que esperaban al amanecer para comenzar su jornada laboral, y que ante la aparente parsimonia mostrada por el astro rey decidieron aventurarse haciéndose al mar en penumbra, desoyendo a los ancianos del lugar. Fueron sepultados por un tsunami.

Pero esto nos desvía de lo que realmente nos interesa que no es otra cosa que el dilema que producirá el acto de latrocinio citado. No todo el mundo fue consciente en un primer momento, hubo quien sencillamente durmió mucho ante la obviedad de que no había acabado la noche. Algunos de ellos se levantaron días después con un fuerte dolor de cabeza y otros sin más, murieron aplastados por el peso de sus propias legañas. Pero quién atendió a la llamada de su insensible despertador, quienes como cualquier otro “día” se hicieron arriba con la intención de atender sus quehaceres cotidianos, no vieron nada. No vieron nada porque como era de noche y el alumbrado público está programado para apagarse a cierta hora, la cale estaba completamente a oscuras.

La mayoría de la gente decidió salir sin más, movidos por la curiosidad, para saber qué ocurría, intentando desarrollar el día de la forma más natural posible a pesar de la extraña situación. Los siguientes días no sucedió nada anormal (nada fuera de la anormalidad), las personas acudían a sus trabajos y los científicos salían de sus catacumbas intentando dar con la explicación a la negrura y de paso intentando también obtener algo de notoriedad, aunque nadie daba con la solución, y los vegetales lo notaron. Los japoneses también y pronto sacaron un mini sol electrónico de bolsillo para plantas y personas, pero el precio se disparó.

Las televisiones llenaron sus parrillas bien de series que mostraban un luminoso mundo, bien de debates aburridos con expertos que trataban las causas y consecuencias del desastre. Se hizo hincapié en la lógica necesidad de aumentar la producción de electricidad ante el flagrante aumento del consumo energético, que ya había dado varios sustos a lo largo y ancho del mundo. En África vivían felices. Hubo quienes propusieron transformar los paneles solares en aspas para aerogeneradores, pero sufrieron un lamentable escarnio público. Los paneles solares se convirtieron en un mal negocio y el desarrollo de la energía solar dio visos de ser una ciencia estéril.

Paralelamente el gobierno y el ejército de los EEUU desarrollaron contra el reloj el plan Ave Fénix que consistía en enviar una patrulla espacial en busca el sol y una expedición llamada Magallanes a Alpha-Centauri a traer al Sistema Solar una de las estrellas del sistema. Como consecuencia el déficit público se incrementó enormemente y los demócratas ganaron las elecciones. Además, no tuvieron éxito, aunque ellos siempre pensaran que sí.

Muchas sectas afirmaron llevar tiempo advirtiendo de la inminencia del apagón, pero como se suicidaron masivamente nunca tuvieron la oportunidad de demostrar su aseveración. Las religiones mayoritarias se tomaron el problema de formas diversas. Hubo algunas que dogmatizaron el suceso y ofrecieron una explicación confusa que algunos tildaron de paranoica y otros de incomprensible, mientras que otros sin más la aceptaron. Otras religiones prefirieron obviar la noche y siguieron como si nada hubiese ocurrido, previo donativo, demostrando una gran sabiduría.

Los gobiernos… continuaron siendo gobiernos inoperantes. El verdadero motor político fueron las asociaciones de vecinos y los hogares de jubilados. La ONU se mostró ineficaz. Los torneos de golf se suspendieron. Empezó a hacer frío en la calle, lo cual repercutió positivamente en la industria del abrigo. Algún periodista incauto decidió que la frase de moda atribuible indiscutiblemente a él debía ser “¿Quién nos ha robado el sol?”, y este infausto hecho motivó una esperpéntica caza de brujas que comenzó con la desconfianza sobre el vecino y acabó con grandes redadas y gente colgada de un pie acusada de haber robado el sol. Era la ley de las asociaciones de vecinos. Se acusó a algunas personas de tener una casa “extrañamente soleada por dentro”. Resultó que los focos halógenos fueron una mala elección para ciertas personas. De cualquier forma estos fueron hechos aislados, la mayoría de la gente se tomó peor el asunto. No más barbacoas, no más días de playa, no más cervecitas al sol, fue más de lo que la mayoría pudo aguantar. Los psicólogos comenzaron a necesitar metapsicólogos para tratar sus propios problemas por lo que se volvieron inútiles para una sociedad ávida de comprensión. Fueron liquidados. Las focas se congelaron, los pingüinos también. Las televisiones se plagaron de reality shows de escasa calidad, y la mayoría de eventos al aire libre se suspendieron. No hay ni que decir que el fútbol causó problemas. La razón fue la falta de luz, pero a nadie engaña, el hecho de que nadie fuera a ellos y que la mayor parte de los partidos concluyeran en el minuto 15 debido al frío fueron los verdaderos motivos. Pero a los no asistentes no les importó, se enfurecieron igualmente. La policía intervino y España ganó el mundial (justo antes de que se suspendiera).

Como nota social, cabe destacar que Las Vegas dejó de ser lo que era, ya que el fío congeló las pantallas de cristal líquido por lo que el aspecto general que ofrecía era digamos que desangelado. Una pena.

Los ricos, conscientes de su poder y su superioridad, decidieron adoptar esquimales y traerlos a sus mansiones para que les enseñaran su modo de vida, en prevención de un futuro pasado por hielo, pero lamentablemente muchos de los recién traídos fallecieron electrocutados o bien de alguna otra forma de inadaptación social. Las escaleras heladas resultan muy traicioneras. Fueron muchos los retos que exigía acostumbrarse a una glaciación contemporánea, ya que para empezar casi todos los artilugios fruto de la tecnología, vanguardia de la era tecnológica, cosas del destino, resultaron ser sensibles a brutales cambios de temperatura. Incluidos los diseñados específicamente para el frío, que a pesar de lo que podría parecer coherente, nunca fueron probados en frío, por lo que el resultado real se asemejó al de la unificación europea. Los ordenadores tampoco funcionaban en general.

La comunicación se hizo dificultosa ya que entre otras cosas los aviones no volaban, evidentemente los reactores, como cualquier otro motor, no funcionaban a temperaturas inferiores a la del punto de solidificación de su combustible, y pocos eran los barcos que se aventuraban en un mar de icebergs. Realmente, no eran los barcos los que ponían los peros, sino sus capitanes, como es lógico. Es aplicable el mismo principio de los aviones a los coches y transporte por carretera en general. Tan solo algunos transportes eléctricos subsistían en régimen de racionamiento debido a la necesidad de ahorro energético, pero excepto en la India los trenes no estaban capacitados para soportar tal afluencia de pasajeros.

Pero de entre todas las cosas raras, una de las más llamativas fue el hecho de que las protectoras de animales no opusieran casi ninguna resistencia a la ley que convertía a cualquier animal en materia prima para abrigos. Bien es cierto que estaban, como cualquier hijo de vecino, muertos de frío, pero igual que en caso de necesidad un político no pierde sus ideales y sigue expoliando y ejerciendo la corrupción, un verde debe seguir amando a los animales por encima de su propia congelación. Lo cierto es que se demostró que el protocolo de Kyoto fue un absoluto error, colocando en el lugar de la historia que según ellos les correspondía a los mesiánicos líderes que habían decidido incumplirlo. Los gases invernadero fueron bienvenidos y esparcidos a diestro y siniestro, pero realmente a lo único que aspiraban era a mantener el frió, nada más.

Y fue entonces, cuando la destrucción y el descontrol dejaban paso al fin, cuando Granger decidió liberar al sol. Lo hizo de golpe, a las siete de la tarde (en alguna zona horaria eran las siete de la tarde), cuando el astro rey volvió situarse, como si tal cosa, en el lugar que había ocupado, con la misma energía que había poseído, y sin que las órbitas de sus planetas se hubieran percatado de su ausencia. Lo devolvió sin mayor explicación, sin decir que había sido él, sin ni siquiera percatarse de lo que había ocurrido. Y es que al fin y al cabo, aquel día, la piscina climatizada de su vecino, en su lujosa urbanización, se había congelado.

(Publicado el 28 de noviembre de 2003)

martes, diciembre 06, 2005

¡He dejado los chistes!

Transcribo una fabulosa oda que escribí durante una clase de Radiocomunicaciones. Es de locura cósmica, y por alguna extraña razón jamás fue publicada. Ahora la podéis disfrutar.

Titulo: ¡He dejado los chistes!

Si los viejos fósiles cabalgaran,
si montaran sobre hipocampos,
hordas de piedras grises contra las crismas
de los crustáceos, moluscos y lombrices.

¡Si los buitres mearan asfalto, domados, domesticados, pluriempleados!

Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.

Triste destino de los estanques,
quietos, sin rio para fluir y librarse
de la coyuntura sociopolítica del pais.

Soldados con cascos, con herraduras y con sillas de montar
llevan en sus lomos, tiernos chorizos, con palas y agujas,
un meteoro hecho con nata, tortugas y champán,
para celebrar nuestro ego inflado, podrido y falaz.

Cuántos peces tristes hay en la gran ciudad
apostados en sus cajitas cantan una oda al mar.
¡Oh merluza, oh rodaballo, huid del marrón sideral
pues grande es el daño que sufrirá vuestra aleta dorsal!
Fogatas submarinas, naves y enjambres de abyectos marranos
disfrazan su codicia con polispán.

Si la vieja cabra supiera cantar, y en un
prodigioso salto alcanzara un cometa,
saldría en la tele, y envidiosos,
gansos, cerdos y alces, como cabras querrían saltar.

Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.

Reacciones al nacimiento

Bien, ya ha pasado el suficiente tiempo como para que pueda transcribir las opiniones que he recibido a cerca de la evolución que ha supuesto este nuevo sitio.

Por un lado, ha habido un par de personas que han expresado su alegría con un "ya era hora", haciendo ver que la indignidad del anterior formato era tal que incluso los entes más reaccionarios del universo se habrían cambiado ya hace tiempo. Vale, pues con esa intención lo hacía... pero ya ves, ahora resulta, que no todo el mundo está de acuerdo, y resulta también que tenía firmes seguidores de la férrea tradición htmlesca que antaño jalonaba mi creación, y que a pesar de que no visitaban la página, porque no les salía de las walhallas, me han hecho llegar su profunda conmoción. Pues a ellos les hago saber, que lo mismo cualquier día me aburro y vuelvo a mis orígenes... es difícil, pero oye, a saber.

De momento el único que se ha atrevido a dar su opinión aquí es Da-Snack, por otro lado, único seguidor oficial y desinteresado de la anterior web, gracias Da-Snack, pronto serás Ser Supremo del Mes, sin ninguna duda. Estoy meditando formas de obtener más visitantes, pero casi todas las que se me han ocurrido eran ilegales por alguna razón.

En cualquier caso, he percibido cierto temor a que mi ya de por si paranoica creación se vuelva más truculenta. No, tranquilos, seguiré siendo igual de comedido en mis expresiones, no tengo intención de atacar a las Naciones Unidas por sistema (cosa que nunca he hecho, por cierto).

En fin, nada, queridos lectores, seguiré recibiendo amablemente vuestras opiniones, y os invito a participar con lo que querais y sin cortaros (proselitismo del malo, dios que bajo he caido).

lunes, diciembre 05, 2005

Ser Supremo del Mes

Bien, comenzamos una nueva sección titulada Ser Supremo del Mes. En esta sección, como ya estaréis deduciendo en estos momentos, se galardonará con todo tipo de honores (y aquí la palabra honores no lleva implícito ningún montante ni nada por el estilo) a alguna persona que por diversas razones destaque en algo que el jurado (cuya variopinta composición podrá variar) considere importante.

Para comenzar, otorgo el primer título de Ser Supremo del Mes a Jimina Sabadú, por ser una mujer de excelsa riqueza verbal, amante de la subcultura y... bueno, el fallo era muy largo, pero resumiendo, podreis seguir su huella como miembro de la Sociedad del Yogourth Rancio en los siguientes links:

http://estotro.blogspot.com/
http://es.geocities.com/jiminasabadu/

Y si quereis saber más, bueno, pues... buscad, que esto es una gala de entrega de premios, no un monográfico...

Y para terminar, recordad, adorareis a nuestro Ser Supremo del Mes, durante un mes, ni más ni menos, hasta que sea sustituido por otro Ser más Supremo todavía... pero hasta entonces: God Save Jimina

Apeman begins

El cansancio comenzaba ya a hacer mella en todos aquella calurosa tarde de diciembre durante la clase del telemático pero simpático profesor de interunión de sistemas aperturistas, la concurrencia esperaba ansiosa una humorística intervención para así poder hacer frente a la brumosa temática redil. Las transparencias caían una tras otra lentamente derritiendo las retinas de cuantos aun eran capaces de concentrarse en la pantalla, el resto, se perdían en vagos pensamientos incoherentes y difusos o bien comentaban sigilosamente con su compañero alguna absurda anécdota cuya mayor transcendencia sería ignorada por un subnormal. Todas y cada una de las moléculas de la clase se movían formando un círculo en el más antrópico de los regímenes estacionarios creando una ingente energía inercial masiva que el CERN, una mierda al lado suyo. Todo esto estaba empezando a afectar a los glóbulos rojos, y es que es bien sabido que el síndrome hipohemoglobínico se produce cuando grandes cantidades de masa le entran a uno por detrás sin darte cuenta. Los cactus germinaban. Cuando la situación parecía ya irremediable (salvo fin repentino de la clase o descanso espontáneo e inesperado) un rugido se alzó desde lo más profundo del tendido. Una voz sobrehumana, prehistórica, pleistocénica salió de una pétrea garganta que hizo retumbar todas las notas musicales y todos sus acordes armónicos (en notable disonancia) con tal furor que fue y será registrado por sismógrafos de todas las civilizaciones a lo largo y ancho del espacio y el tiempo hasta que las leyes de la física cambien e impidan la propagación del sonido. Además hizo eco. Las moléculas, en perfecta armonía cíclica hasta entonces huyeron despavoridas hacia todos los lados, escapando por dimensiones desconocidas para los no teóricos o lunáticos. El caos que durante diecisiete nanosegundos reinó entre los presentes se detuvo en cuanto las miradas se volvieron hacia atrás y contemplaron a un ser de aspecto simiesco y mirada perdida o tal vez fija en ninguna parte, pero concentrada y aterradora erguido como sólo un bruto o un gorila saben erguirse, es decir, formando sesenta grados con la horizontal a partir de la mitad de la espalda. Sus brazos colgantes y arqueados y su prominente mochila además de su mal afeitado le conferían un aspecto aun más siniestro, si cabe, que el de un ornitorrinco negro con colmillos y chándal. Hubo hembras que, conscientes de su también simiesco aspecto sintieron como la masculinidad de la que fueron genéticamente desposeídas les oprimía en la garganta como si un enfermo de párkinson les estuviera aplicando el garrote vil. Ante la total falta de reacción de los presentes, debida a la electromigración en las células nerviosas tal vez, o a que la adrenalina se había congelado en algún lugar de los blanditos organismos, el ser bufó por última vez (por el momento) y con los brazos extendidos se lanzó velozmente escaleras abajo dando grandes zancadas con sus enormes piernas. La estruendosa bajada, que parecía acompañada de las salvas de seiscientos millones de cañones de artillería, fue obstaculizada por numerosas mochilas que fueron demolidas y reducidas a despojos en un instante. Una vez en la parte más baja, donde el camino torna a la derecha para enfilar la salida, cosa que cualquier individuo con dos dedos de frente hubiera hecho, la lógica abandonó al monstruoso ente, si es que alguna vez dispuso de ella (es de suponer que en electrónica digital sí, ya que esta asignatura realmente debiera llamarse lógica digital) y fue a estrellar su cabeza contra la pizarra, tal vez en un intento por plasmar en ella toda la sabiduría contenida en su mente, o tal vez no. Una vez sacudido cual perro pulgoso recién bañado y contemplar el ominoso destrozo causado (en la pared) darse a la fuga debió ser la idea que prevaleció en él (como quedó inmediatamente demostrado por sus actos) y salió atravesando al tercer intento la puerta, que lamentablemente se encontraba cerrada, y que en el más estricto sentido lo seguía tras la salida. Cuentan algunos que esto nunca sucedió, pero lo cierto es que cuando las noches son húmedas y las estrellas vienen dadas, algunos borrachos oyen voces grotescas que parecen provenir de lugares oscuros en las que parecen oírse los lamentos de un simio con dolor de cabeza.

(publicado el 6 de diciembre de 2003)

Una de suspense...

Estaba de pie. Había sido citado en el recibidor de aquella gran casa del barrio holandés para poner fin a algunos asuntos que desde hacía tiempo perturbaban mi existencia. Estaba en silencio. Tan solo lo quebraba un antiquísimo reloj de cuerda que con su ritmo cansino se obcecaba en recordarme que llevaba allí solo más tiempo del que desería. No me atrevía a moverme, pues el desgastado suelo de madera crujía al más mínimo movimiento haciendo estremecerse hasta al más pequeño de mis músculos. Observé durante largo rato el artesonado, una maravillosa joya de artesanía decorada con relieves de gestas míticas, que se extendía hasta la gran escalera de piedra que subía al segundo piso. Al entrar, había intentado abrir las cinco puertas que había en la estancia, pero todas ellas estaban cerradas con llave lo cual ahora me hacía sentir más seguro. Las paredes estaban empapeladas y adornadas con ribetes de oro, que el tiempo o el hombre habían desgastado, dando un aspecto lánguido y sombrío al ambiente. Estaba oscuro. Al entrar había necesitado un tiempo para acostumbrar mis ojos al cambio del vivo sol primaveral del mediodía a la inquietante oscuridad de la casa, pero ahora era capaz de distinguir todos los detalles del terrible cuadro que tenía ante mí. Era el retrato de un hombre, y tenía unos cuatro metros de altura por tres de anchura. A pesar de que lo intentaba, no era capaz de dejar de mirarlo, pues había algo en su profunda mirada que me fascinaba, y que al mismo tiempo me atemorizaba. Llevaba un colgante de plata sobre su túnica negra que me resultaba familiar, pero lo que más extraño, tanto como para llamar mi poco cultivada en arte atención, era su sonrisa. Sentía que me estaba sonriendo cruelmente. Que me observaba y que se compadecía de mí y esto me ponía nervioso. Mi mano derecha, oculta, guarecida en el bolsillo topó con mi mechero y comencé a jugar frenéticamente con él, sacándolo y metiéndolo de nuevo, dándole vueltas alrededor de mis dedos. Sentí una corriente fría, un aire gélido que provenía de mi espalda, a la izquierda. Me volví lentamente hasta que vi una de las puertas, antes cerrada con llave, y ahora entreabierta pocos centímetros, suficientes para mostrar la tenebrosa oscuridad que ocultaba tras ella. Sentí como miles de alfileres se clavaban en mi pecho mientras la cabeza me daba vueltas y no era capaz de controlar mis piernas. Estaba inmóvil, atenazado por el miedo y el nerviosismo, cuando el reloj dio la una y estuve a punto de desmayarme. El mechero cayó al suelo. Decidí recogerlo en un impulso y cuando me agaché vi, aunque tal vez sólo imaginé, que la puerta volvía a estar cerrada. El terror se apoderó de mí, miré al cuadro y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Empecé a correr hacia la salida, a pesar de las evidentes protestas del suelo que crujía estrepitosamente a cada zancada que daba. Abrí la puerta y el brillo me cegó, pero seguí corriendo hacia donde estaba el portón de entrada. Sentí como el aire con el fragante aroma de las flores inundaba mis pulmones, acostumbrados a la humedad y el polvo del interior de la casa. Algo se deslizaba por la puerta tras de mí. Conseguí llegar a la verja y salí corriendo por la calle Norton. Escapé durante diez minutos hasta que me detuve para tomar aliento, apoyado contra una pared. Permanecí allí un par de minutos resoplando, mirando al suelo, temiendo mirar hacia atrás. Entonces levanté la vista y vi mi reflejo en un cristal. Lo comprendí todo. La marginación. Toda una vida de burlas. Todas mis desgracias. El cristal lo aclaró todo. Yo, era un teletubbie morado.

(publicado el 30 de agosto de 2003)

El primer día, es en realidad el más importante

Como iba a faltar a mi propia cita, por favor, seguro que alguien ha pensado que iba a dar largas y a abandonar a todo el mundo, aquí, entre bandejas de canapés deliciosos y copas de todo tipo y textura. Pero no es así, me estoy reformando, me estoy convirtiendo en una persona seria y respetable, que se come los morenitos de un bocado, y que recicla hasta el papel de los tarros de cristal.

Por eso, hoy, primer día de la Era Visual, me parecía oportuno hacer alguna cucamona ad hoc, que demuestre mi interés por algo que, en definitiva, es tan mio como podría serlo de vosotros o de Ausines de cualquier lugar. Eso sí, como todo, tampoco sirva de precedente, eh...

domingo, diciembre 04, 2005

Y al fin, la estética se impuso

Este es uno de esos momentos, que en la vida de toda persona ha de aparecer alguna vez, en los que no sabes si tienes que dar la bienvenida a alguien, o decir hola sin más porque en realidad nada ha cambiado, o no sabes si tienes que estar contento porque tienes algo nuevo y bonito o en realidad debes echarte a llorar porque han conseguido que desistas de tu auténtica vocación, que no era otra que la de mantener la más pura y férrea tradición manual.

Bueno, el caso es que he decidido migrar mi morralla aquí, entre otras cosas porque me requerirá mucho menos esfuerzo logístico, claro, como soy un vago redomado, pues eso es importante. También diré que tengo la esperanza de que al ver que todo queda más lustroso, mi prosa infame se haga más habitual, y os deleite más frecuentemente.

Al menos ahora al principio, trataré de ir trayendo algunas de las joyas perennes de mi anterior casa, que de cualquier modo, se podrá seguir visitando.

Bueno, pues eso, que bienvenidos, o no, y yujuuu, o no y que disfruteis todos (o no)... ¡Pasen y vean!