¡He dejado los chistes!
Transcribo una fabulosa oda que escribí durante una clase de Radiocomunicaciones. Es de locura cósmica, y por alguna extraña razón jamás fue publicada. Ahora la podéis disfrutar.
Titulo: ¡He dejado los chistes!
Si los viejos fósiles cabalgaran,
si montaran sobre hipocampos,
hordas de piedras grises contra las crismas
de los crustáceos, moluscos y lombrices.
¡Si los buitres mearan asfalto, domados, domesticados, pluriempleados!
Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.
Triste destino de los estanques,
quietos, sin rio para fluir y librarse
de la coyuntura sociopolítica del pais.
Soldados con cascos, con herraduras y con sillas de montar
llevan en sus lomos, tiernos chorizos, con palas y agujas,
un meteoro hecho con nata, tortugas y champán,
para celebrar nuestro ego inflado, podrido y falaz.
Cuántos peces tristes hay en la gran ciudad
apostados en sus cajitas cantan una oda al mar.
¡Oh merluza, oh rodaballo, huid del marrón sideral
pues grande es el daño que sufrirá vuestra aleta dorsal!
Fogatas submarinas, naves y enjambres de abyectos marranos
disfrazan su codicia con polispán.
Si la vieja cabra supiera cantar, y en un
prodigioso salto alcanzara un cometa,
saldría en la tele, y envidiosos,
gansos, cerdos y alces, como cabras querrían saltar.
Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.
Titulo: ¡He dejado los chistes!
Si los viejos fósiles cabalgaran,
si montaran sobre hipocampos,
hordas de piedras grises contra las crismas
de los crustáceos, moluscos y lombrices.
¡Si los buitres mearan asfalto, domados, domesticados, pluriempleados!
Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.
Triste destino de los estanques,
quietos, sin rio para fluir y librarse
de la coyuntura sociopolítica del pais.
Soldados con cascos, con herraduras y con sillas de montar
llevan en sus lomos, tiernos chorizos, con palas y agujas,
un meteoro hecho con nata, tortugas y champán,
para celebrar nuestro ego inflado, podrido y falaz.
Cuántos peces tristes hay en la gran ciudad
apostados en sus cajitas cantan una oda al mar.
¡Oh merluza, oh rodaballo, huid del marrón sideral
pues grande es el daño que sufrirá vuestra aleta dorsal!
Fogatas submarinas, naves y enjambres de abyectos marranos
disfrazan su codicia con polispán.
Si la vieja cabra supiera cantar, y en un
prodigioso salto alcanzara un cometa,
saldría en la tele, y envidiosos,
gansos, cerdos y alces, como cabras querrían saltar.
Que larga es la moratoria de la razón,
que con tanta tontería, parcialmente,
da la razón a quienes arguyen entre lamentos
que ante la falta de condimentos
bien está un plato de guarnición.
1 Comments:
Impresionante y muy acorde con el nivel de perversión que alcanza la oratoria en esas clases. Yo programo mis viajes astrales con antelación, así no me pilla de susto encontrarme de repente en medio de una isla desierta poblada tan sólo por grifos y otros animales mitológicos cuando en realidad debería estar en otra parte, supuestamente más cabal.
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J., a las 16/12/05 09:22
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