¡Pues es lo que faltaba!

miércoles, abril 26, 2006

Extracto del prefacio a la primera edición del Diccionario de Neologismos

En ocasiones, cuando uno tiene ganas de hablar, habla sin más, y no se preocupa de que lo que dice no tenga ningún sentido, ni siquiera de que nadie le esté escuchando. Hay quien pudiera pensar que un monólogo incongruente en solitario es un claro síntoma de lo que se viene a llamar una patología mental. Nada más lejos de la realidad. Si nos paramos a escuchar lo que nuestros congéneres circundantes dicen en buena compañía, nos daremos cuenta de que las conversaciones, en realidad, no tienen mayor coherencia que la que pueda otorgárseles mediante un mínimo común. Partiendo pues, de que lo que es extraño, es la corrección, en términos específicamente absurdos, inundar el mundo de ideas poco convencionales, con la particularidad de que sólo puedan ser interpretadas correctamente por un círculo muy reducido de individuos, constituye no sólo un ejercicio de normalidad, sino también una sana y deseable tarea de creación artística. De ahí que, en pleno apogeo de la adaptabilidad, en la que, como seres inteligentes que somos, tratemos de facilitar todas las facetas de nuestra existencia cotidiana, sobre todo aquellas que implican una comunicación con los demás. Para ello es vital el manejo de distintos registros del idioma, que favorezcan un fluido intercambio de ideas, que prime la comprensibilidad más allá de la forma y la pomposidad, aunque siendo siempre bien conscientes de que cada ámbito tiene sus necesidades, y que cada situación requiere un tratamiento que ha de respetarse. Con la intención de familiarizar al lector con los términos de nuevo cuño, que día sí día también se extienden en nuestra sociedad, presentamos aquí una guía que pretende concentrar los neologismos más representativos y de uso más extendido.